Los sombreros vuelven para quedarse. Éste es el apunte que debemos subrayar después de haber atestiguado qué tendencias se impondrán en las próximas estaciones.
A lo largo de la historia, los humanos nos hemos cubierto la cabeza de mil y una maneras distintas para protegernos de las inclemencias del tiempo, de los rayos del sol, el calor, la lluvia y el viento. Y como sucede con cualquier otro complemento de uso cotidiano, también los sombreros hicieron su incursión en el mundo de la moda y se mantuvieron en él durante siglos, desde el Renacimiento hasta la mitad del pasado siglo XX. Cambiaron de formas, de usos y de materiales, pero estuvieron presentes en la primera línea de fuego hasta la irrupción de los movimientos de liberación de los años 60. Los sombreros han sufrido, desde entonces, un largo ostracismo debido a la herencia que su uso conservaba de un antiguo pudor moral y de ciertas convenciones sociales, consideradas rancias y caducas. Un cambio de mentalidad absolutamente necesario pero que, como contrapartida, ha dejado a los sombreros fuera de uso durante décadas.
Hace algunos años que asistimos a una cierta recuperación de estos complementos. La larga travesía por el desierto parecía terminar a principios del siglo XXI, pero hasta ahora no habían traspasado la línea de la timidez ni se habían conseguido instalar sólidamente, de nuevo, en el horizonte de la moda.
Los sombreros y las pamelas vuelven pisando fuerte y parece ser que no se conforman con jugar un mero papel de must de la moda primaveral y veraniega. Ya no por más tiempo. ¿Y adivináis quién pone los puntos sobre la íes en esta materia?
Recuperando el legado que los primeros turistas de procedencia angloamericana dejaron en las costas mediterráneas, rescatando la imagen de pamelas, akubres, clochés y panamaes cubriendo las cabezas de los curiosos guiris que visitaban nuestras playas, los diseñadores del Mare Nostrum lanzan con una fuerza inusitada sus propuestas de sombreros para hombre y mujer.
El resurgir de los sombreros en el mundo de la moda tiene nombres propios, como los de Lola Casademunt o Carolina Oliver. ¿Su propuesta? Vestir nuestras cabezas con diseños estilo retro elaborados básicamente en paja y fieltro. La pamela, el cloché, el chambergo -especialmente akubre– y el panamá se han lanzado al abordaje, se sienten cómodos entre las nuevas tendencias y a estas alturas va a resultar ya muy difícil expulsarlos de la escena.