Roberto Cavalli llegó al mundo en la Florencia de los años 40. Nació en uno de los meses de noviembre más fríos que se recordaban entonces, el de 1940, en el sí de una familia aristocrática y acomodada, y descendiente de artistas tan afamados como su abuelo, el pintor Giuseppe Rossi. Esto marcó profundamente a Cavalli quien siempre ha percibido el mundo de la moda como un ámbito más de la expresión artística.
Desde muy joven ya empezó a crear diseños para calcetines y ropa interior estampada, y con sólo 30 años patentó una nueva técnica de estampación sobre cuero que revolucionó todo el sector y atrayendo la atención de grandes firmas hacia él, como Pierre Cardin o Hermès, que le cubrieron de encargos y le facilitaron el ascenso a los puestos más altos del diseño de la moda más internacional.
A lomos de Francia e Italia, en 1972 abrió su primera tienda en territorio galo y contrajo matrimonio con su amiga y socia Eva Düringer. También fue entonces cuando presentó su primera colección prêt-à-porter en París, y esas dos décadas, la de los años 70 y los 80 representaron, para Cavalli, la forja de un nombre que hoy se escribe en letras mayúsculas en el escenario de la moda.
Actualmente, Cavalli vende sus diseños a través de sus líneas Just Cavalli de moda femenina y RC Menswear de moda para hombre en más de 60 países y sus productos van desde la moda más casual hasta los complementos más refinados y la alta costura. Perfumes, lencería, relojes, gafas y todo tipo de accesorios llevan hoy estampada la firma de uno de los creadores más prolíficos de todos los tiempos, no exento de polémica a veces, algo muy común entre diseñadores y creadores de moda más afamados (sólo tenemos que fijarnos en algunos ejemplos para verlo, como Viviene Westwood u otros grandes personajes).
Sus diseños se inspiran en la naturaleza, en animale exóticos y son una mustra evidente de la pasión del diseñador por los grandes felinos y los depredadores de las sabanas, un aire que sabe dar perfectamente a sus colecciones de moda femenina más codiciadas.
Como Carolina Herrera, Cavalli procede de la nobleza y la aristocracia, algo que se deja notar en su evidente y casi constante apuesta por el glamour y la fastuosidad en sus diseños.
