Podemos convertir nuestras viejas camisetas en prendas actuales y de moda con sólo algunos pocos retoques. Hoy os propongo recuperar el espíritu de las colonias y los campamentos veraniegos, aquellos en los que tintar, cortar, romper y adaptar al uso salvaje una camiseta era una actividad ineludible. A muchos, en aquellos entonces eso nos podía parecer divertido, curioso y práctico, pero no nos dimos cuenta que, para la mayoría, ese era nuestro primer contacto con el mundo de la moda, el diseño, el corte y la confección.
Os propongo pues rescatar esa actividad adaptándola a la edad adulta, a los conocimientos adquiridos sobre el mundo de la moda pero conservando el mismo espíritu creativo y aventurero de la infancia. ¿Qué podemos perder? Tan sólo algunos euros (y depende de como, 1 o ninguno) y un poco de tiempo, en el caso que el resultado nos obligue a tirar nuestra camiseta. Pero lo habremos intentado y sin duda nos habremos divertido un buen rato. ¿Y qué podemos ganar con ello? Además de lo dicho, diversión y entretenimiento, también podemos conseguir, si nos sale bien el invento, una camiseta original y divertida que podremos lucir la próxima temporada de primavera y verano ante los ojos atónitos de nuestra familia y amistades. ¿Y si descubrimos entre nuestras facultades las aptitudes naturales y escondidas de un gran diseñador? Comprobémoslo.
Empezaremos con los materiales. Para personalizar nuestras camisetas y convertirlas en elegantes piezas de moda necesitaremos, en primer lugar, cierto espacio libre de objetos para poder maniobrar con facilidad. Una pequeña mesa será suficiente. También vamos a necesitar tijeras, regla, pegamento, papel y cartón (podemos reciclar cualquier caja de cartón vieja) y agua. Estos van a ser nuestras herramientas de trabajo sea cual sea nuestra intención. Y, dependiendo de ella, del tipo de personalización que queramos realizar, también necesitaremos pintura (acrílica, de esprai…), tintes y lejía pincel y algo de disolvente (por el precio que nos saldrá todo, podemos invertir un poco en un disolvente biodegradable y ecológico, algo más caro que los tradicionales pero mucho más barato que ellos en términos medioambientales).
Y claro está, también necesitaremos una camiseta vieja. De cualquier color pero, preferiblemente, de color uniforme, sin estampados ni motivos de ningún tipo. Una vez conseguido todo esto, podremos empezar a personalizar nuestra camiseta.