Una gala de premios larga e intensa como pocas. Exhaustos después de 4 horas de idas y venidas constantes, entre las que cabe destacar un inesperada Michelle Obama descubriendo la ganadora del Oscar a la mejor película (Argo ha sido esta vez el film tocado por los dioses), cerramos la conexión con Hollywood un poco decepcionados por la falta de sorpresas que, en esta ocasión, nos ha ofrecido el tradicional desfile de glamour que tiene lugar sobre la cotizada alfombra roja de la Academia norteamericana.
Paco Delgado se ha quedado a las puertas de conseguir el Oscar al mejor diseño de vestuario por Los Miserables, que ha terminado a manos de Jacqueline Durran por el grandísimo trabajo realizado en Anna Karenina. Delgado, discreto y tímido como siempre, nos ha obsequiado con un look Armani de postal, llevado con todo el porte y la clase con el que un gran diseñador viste las piezas de otro de los grandes, con una elegante pajarita negra adornando una camisa, también negra, con divertidos botones cuadrados.
Como es habitual, el esmoquin ha triunfado entre los asistentes masculinos. Pero, ¿y ellas? Pues bien, pocas, muy pocas sorpresas.
Una de las más elegantes, sin duda, Salma Hayek y su moño de McQueen. Enfundada en un seductor Balenciaga, especialmente diseñado para la ocasión, de terciopelo de seda cruda, negra, con cuello halter bordado en hilo de oro de 18 quilates y detalles de diamantes.
El palabra de honor de Jennifer Garner también ha levantado pasiones entre los asistentes, con un vestido de cola de dragón con volantes que ha paseado con absoluta elegancia y sencillez por encima de la alfombra. Kelly Rowland también ha dejado sin aliento con su Donna Karan bicolor, un vestido asimétrico de falda negra y cuerpo blanco de aire futurista que ha conseguido realzar de forma inmejorable sus atributos naturales.
Aunque, entre todas las estrellas, me quedo con las que brillan de fondo, con luz constante, tan consistentes y seguras que no dudan en aparecer ante su público incondicional con un atrevimiento y una elegancia solamente asequible por artistazas de la talla de Jane Fonda. La decana de los escenarios y la gran pantalla se ha atrevido con un Versace de color amarillo canario que ha deslumbrado a la audiencia. Con un vestido ajustado aunque sin excesos, un escote en uve y bordados geométricos en la cintura, la espalda descubierta y un monedero a juego, Fonda ha demostrado que la edad no es excusa para vestir con clase y elegancia. Toda la elegancia que hoy se ha dejado en casa Jennifer Aniston, sobre la que prefiero no hablar para no herir sensibilidades.
Personalmente, me quedo con Charlize Theron. Guapa guapísima, con un corte de pelo de aire andrógino y envuelta por un Gucci blanco que ha vestido con una clase que ya querrían otras para ellas. Escote palabra de honor en uve y cuerpo peplum, con una cola discreta pero suficiente para dejar tras de sí un halo de glamour que muchos hemos echado de menos en esta edición de la gala de los premios de cine más importantes del planeta. Tendremos que esperar a los Oscar del año que viene para comprobar si la originalidad y el atrevimiento repiten ausencia o irrumpen con el estruendo de pasadas ediciones.
¡Charlize Theron espectacular!
Digan lo que digan la alfombra roja siempre será una increíble vitrina para ver las últimas tendencias de la moda y las colecciones de los diseñadores.