La Noche Buena, la Noche Vieja, las comidas con mis amigos, las cenas con conocidos y los almuerzos familiares. Si no es por un día, será por otro, pero al final siempre nos tocará recibir invitados en casa durante estas fechas. No saber que poner de comer que sea de agrado para todo el mundo, como decorar la mesa, como actuar durante la velada, o incluso como ir vestido para tal ocasión pueden ser algunas de las múltiples cuestiones que nos surjan. Puedes ser el mejor anfitrión con estas sencillas claves.
Lo más importante es lo que pondremos de comer porque será fundamental para que nuestros invitados se sientan cómodos y se queden satisfechos. Lo mejor en estos casos es encontrar el equilibrio, no llenar la mesa de platos hasta tal que punto que no quepa ni un solo alfiler sobre la mesa, ni pecar de poca comida y que nuestros invitados se queden con hambre. Unos buenos entrantes que amenicen la espera hasta que llegue el plato fuerte. Un plato principal consistente y variedad en los postres será más que suficiente para triunfar. Es imprescindible que cuidemos que esté siendo del agrado de todos los comensales, y si no es así, ofrecer otras alternativas.
Pero de que vale que triunfemos con la comida si la presentación tanto de la mesa como de los platos resulta ser todo un fracaso. De siempre es sabido que la comida entra por los ojos, así que los platos deben presentarse limpios, sin abusar demasiado de las salsas, y en el caso de que las haya, mejor en una salsera para que cada uno se sirva a su gusto. En la decoración de la velada siempre es mejor optar por la sencillez y la armonía. Evitar en todos los casos sacar toda la vajilla de boda con diseño de los años 80 e imposible para la vista. Un toque moderno, sencillo y elegante siempre es una apuesta segura.
Otras de las claves para que triunfemos como anfitriones son nuestro comportamiento durante la comida y nuestra indumentaria. Aunque parezca un aspecto poco determinante un look con trasparencias y poco apropiado para la ocasión puede incomodar a los invitados, así como si nos vestimos de gala para una simple cena en casa, ya que el resto se pueden sentir inapropiados. Tampoco optar por el pijama solo por el hecho de que estamos en nuestra propia casa. Lo mejor es apostar por un vestido sencillo para las chicas y por unos pantalones y camisa para los chicos. En cuanto a nuestra actitud, la atención a nuestros comensales es prioritaria. Estar al tanto de si falta algo o si alguien muestra reticencias ante un plato es fundamental, pero sin llegar a ser el anfitrión insistente y preguntón que cada dos por tres nos pide que comamos más o probemos tal cosa.