Sé que si hablamos del pañuelo de bolsillo a muchos se les puede escapar una sonrisa a modo de ‘no me cuentes historias sobre complementos aristócratas’, y eso está muy lejos de la realidad. Los pañuelos de bolsillo se redescubren en las últimas tendencias de la moda y son un complemento ideal para combinar con cualquier tipo de corbata. Dan una alegría y una vivacidad incomparables hasta a las chaquetas más tristes y sosas y, dicho sea de paso, su precio juega mucho a su favor: por unas pocas monedas, las que te costará el pañuelo, puedes llegar a hacer verdaderos milagros con tus viejas chaquetas. Así que manos a la obra.
Existen básicamente dos tipos de pañuelos de bolsillo según su diseño: el pañuelo formal y el casual, o informal. En la mayoría de las veces, los pañuelos de bolsillo de estilo formal son de colores sólidos y con frecuencia los encontramos en blanco perlado, satén o tonos crema. Son perfectos para combinar con corbatas negras, en contextos más formales, y con corbatas de look vanguardista en contextos más informales. Los pañuelos de estilo informal, salvo mantener la forma cuadrada, pueden presentarse bajo cualquier color o estampado pero cuidado, deben escogerse siempre teniendo en cuenta el color y el estilo de la corbata o la pajarita que los acompañarán.
Las americanas pero también las chaquetas tipo sport y de tejido blazer son los soportes ideales sobre los bolsillos de solapa de los cuales dejar sobresalir nuestro pañuelo. Eso sí, la manera de llevarlo quedará absolutamente condicionada por la chaqueta que lo guarde. Existen básicamente dos maneras de llevar el pañuelo de bolsillo (y, por lo tanto, dos maneras principales de doblarlo): la forma cuadrada y la forma en punta.
La forma cuadrada es muy sencilla de obtener. Con sólo realizar tres o cuatro pliegues sobre el meridiano del pañuelo, unos sobre los otros, para conseguir una forma cuadrada y regular tendremos el pañuelo listo para usarse. Esta forma es apta para contextos formales, gusta del esmoquin y de algún tipo de americanas, sobretodo las más clásicas.
La forma en punta tampoco tiene grandes secretos, pero sí algunas variantes (una, dos o tres puntas, lengüeta…) que ocuparán nuestra atención en otro post, especialmente dedicado a ellas. Por ahora, quedémonos con el uso informal de este tipo de pliegues que, aunque sencillos, deben realizarse correctamente para ser estimados y lucidos en su medida justa: como sucede con las corbatas, la línea divisoria entre lo ridículo y lo elegante la dibujan precisamente este tipo de detalles.
Yo creo que este es un accesorio que nunca pasará de moda; me parece muy elegante y si se lleva de acuerdo a las tendencias se verá siempre muy bien