Ya tardábamos en ocuparnos de un complemento tan importante en moda para hombre y mujer como el cinturón. Los cinturones y las correas vuelven a ocupar un papel destacado en las tendencias de la moda para la próxima temporada de primavera y verano, y no podíamos esperar más tiempo para hablar de él.
Su función original, la de mantener el pantalón ola falda en su lugar, ha ido perdiendo fuerza durante los años a favor de un uso más puramente estético. Aunque hoy, claro está, todavía se utiliza principalmente para aguantar los pantalones a la altura de la cintura, su importancia como complemento ha ido mucho más allá de su mera funcionalidad.
Existen cinturones de todas las medidas, longitudes y anchuras, elaborados con los materiales más variados que van desde los tradicionales, el cuero, la piel y el ante, hasta los más novedosos y extraños como la goma, el vinilo y hasta el cáñamo o la lana. Podemos encontrar infinitos diseños de cinturones, otras tantas formas y colores, estampados, bordados y adornos. Y aunque los cinturones siguen la misma lógica que cualquier otra prenda de ropa o complemento, a saber, el propio gusto y el estilo de cada uno, también existen una convenciones formales que no está de más que conozcamos para, en lo posible y si lo deseamos, adecuar nuestra vestimenta a los cánones convencionales de la elegancia. Esto nos va a ser extremadamente útil cuando debamos afrontar eventos donde la formalidad y el protocolo nos obliguen a ello.
En hombres se considera elegante un cinturón de unos 3 centímetros de anchura, no más, y en mujeres levemente más estrechos. Se debe combinar bien con los colores y combinar acertadamente con los materiales de los zapatos y el calzado que llevemos, aunque los colores formales por antonomasia en hombres (en mujeres no está tan firmemente estipulado) son el marrón y el negro. En ocasiones, también el blanco está aceptado (siempre dependiendo del color del resto de la ropa que vistamos), pero se debe tener mucho cuidado con él.
En resumen, lo más importante para afrontar las situaciones de rigor protocolario es pensar en un cinturón discreto, que no resalte demasiado ni por su forma, ni por su color ni, no hace falta decirlo, por sus adornos y su hebilla, que debe ser lo más elegante y recatada posible.