Volvemos a la carga con lo que nos está dejando este año la Paris Fashion Week. De momento parece que las tendencias para la próxima temporada otoño-invierno 2013 las marcan el rojo pasión, el blanco nuclear, el negro y los grises y los tonos claros jugando el papel de teloneros.
Aire retro (vintage dirían algunos, aunque de piezas originales de la época pocas hemos visto; a lo mejor la colección de Ricci es la más auténticamente vintage de todas las vistas hasta ahora) de los años 20, 50, 60 y 70, faldas de tubo, plisadas, con volantes… vestidos con espaldas abiertas, alguna que otra transparencia y delicadamente ajustados al cuerpo; fibras naturales como el punto o la lana y sintéticas, entre las cuales el neopreno y la silicona se llevan la palma y música, mucha música en directo acompañando la pasarela. Éste sería, a grandes rasgos, el resumen de lo aportado hasta ahora en la Paris Fashion Week.
Pero a algunos nos faltaba un no-sé-qué difícil de explicar hasta que Balmain ha saltado a escena. Con él hemos saciado las ansias de exotismo llenándonos los pulmones con el ambiente cargado de incienso de su nueva colección otoño-invierno. Sedas orientales realzando las curvas suavemente enfundadas en ellas, vestidos-chaqueta ceñidos en la cintura a más no poder, pantalones simbad terminados en caña… ¡y todo (agarraos que vienen curvas) pasado por el filtro de los 80!
Pues sí. El aire oriental que imprime Olivier Rousteing (el joven diseñador de Balmain), reflejado en los materiales y sobretodo en la combinación de colores vivos con los dorados y los plateados no apaga la eminente influencia del futurismo de los años 80; el orientalismo, pues se combina con los cinturones realzando las cinturas de abeja de chaquetas largas y vestidos que se abren hacia arriba como un cono invertido, terminando en prominentes hombreras y rasgados por escotes de corte recto en prominentes uves.
¿Quieres exotismo? Pues bien, ¡toma dos tazas!, nos dice Balmain. Y eso que aún le queda mucho por decir hasta el próximo otoño… estaremos atentos. De momento, su colección ha refrescado el ambiente, ha abierto las ventanas de las salas, abarrotadas de retro de los primeros años del siglo XX y nos ha traído noches orientales al ritmo del tecno-pop ochentero más ortodoxo.